¿Cuál es el origen de las palabrotas?

2022-12-02 20:05:48 By : Mr. Green Lu

¿Se sabe realmente lo que se está llamando a alguien cuando es insultado? ¿Se han parado a pensar de dónde proceden las palabras despectivas? El insulto cumple una de las funciones principales y necesarias dentro de la comunicación. Los humanos en ocasiones tienen la necesidad de insultar, y puede hacerse de muy diversas maneras, utilizando formas sutiles, disfrazadas, apoyándose exclusivamente en el tono de la voz o usando palabras especializadas en herir, sobajar y/o lastimar a las personas, es decir, haciendo uso de las llamadas "malas palabras" o groserías.

En la lengua española, las groserías poseen una carga semántica única, la cual no se lograría expresar si fueran reemplazadas con alguna otra expresión, por ejemplo, si en una situación determinada molesta el comportamiento inoportuno o lo dicho por alguna persona, y uno se siente con toda la libertad de ofenderla, existen dos opciones, o bien se le dice "eres una persona que posee poca inteligencia" o se recurre a una grosería: "eres un idiota". Aunque en ambas formas lo que se está señalando es la poca capacidad intelectual del individuo, la segunda expresión refleja mayor énfasis en ese defecto.

Asimismo, las groserías representan una válvula de escape para la tensión por la que se pasa en un momento puntual, ya que al insultar se descarga a tal grado el enfado, la impotencia, el dolor, por lo que se podría decir que el insulto puede cumplir también una funcionan catártica en el ser humano. En el lenguaje escrito la presencia de insultos ha sido común, su uso ha quedado registrado en todas las épocas del español, incluso en el lenguaje poético.

En este punto se hace necesario aclarar que no siempre se ha insultado con las mismas palabras, es decir, una expresión que era ofensiva en el s.XV, ahora pudiera ya no serlo, ya que las lenguas son entidades vivas: se transforman a lo largo del tiempo. El idioma español ha registrado numerosos cambios en el transcurso de su historia, tanto en su morfología como en su fonética, en su sintaxis y, desde luego, en su semántica; han desaparecido algunas palabras y han surgido otras.

Así pues, las palabras de una lengua sufren procesos que pueden ser motivados tanto por causas externas (sociales, psicológicas, influencias de otras lenguas, etc), como por causas internas (procesos internos a la lengua misma). Las llamadas "malas palabras" no han quedado fuera de estas transformaciones. A continuación, una serie de ejemplos de palabrotas y sus significados y orígenes.

Para los antiguos helenos el idiótes era el ciudadano que no ocupaba un cargo público y se despreocupaba de los asuntos del Estado, o sea, que tan solo se dedicaba a sus asuntos en particular. En griego, el adjetivo idios, significaba precisamente 'propio, personal, peculiar', raíz que se conserva en la palabra idioma. Conforme iba pasando el tiempo, idiótes fue adquiriendo el sentido de 'tonto' o 'ignorante', por referirse a alguien que se desentiende de la política que le afecta.

Imbécil del latín imbecillis 'débil en grado sumo', con este significado es utilizado ya en español en 1524, pero es hasta el s. XIX cuando es usado con el sentido de 'alelado, escaso de razón'. En latín hacía referencia a una debilidad física, sólo en escasas ocasiones y, por extensión, aludía a una 'debilidad mental'. En la actualidad esta situación se ha invertido, es decir, el uso que realizamos de la palabra imbécil, en la es para denotar la debilidad mental. Como insulto su significado es muy ofensivo.

Tonto es registrado por primera vez en 1577 ya con el significado actual, es decir, persona de poca inteligencia correspondientemente a sus actos, comportamiento, palabras, etc, a partir de ese momento se encuentra recurrentemente. Corominas señala que tonto es una palabra que se utiliza más en España que en América, pues en América compite con zonzo, término que se utiliza con el mismo significado que tonto.

Bobo proviene del latín balbus, 'tartamudo', muy probablemente, esta palabra latina tiene un origen imitativo, es decir, provendría de la repetición de sílabas b...b. En el español es registrada por primera vez en 1490; aunque en la actualidad su significado haga referencia a una persona cuya inteligencia es menor, lo cierto es que, de este grupo de insultos es una de las palabras más tenues en cuanto a su significado ofensivo, incluso bobo es más veces utilizado con un sentido amigable o cariñoso.

Estúpido del latín stupidus 'aturdido, estupefacto'. Aunque es documentado por primera vez en el español en 1691, Corominas señala que es una voz rara en los clásicos españoles (Rojas, Góngora, Cervantes), sin embargo, en el francés de ese tiempo sí es una palabra muy usada, por lo que probablemente, el español la toma del francés. En el s. XIX ya es muy frecuente en nuestra lengua con el significado actual: 'necio, falto de inteligencia'. Estúpido es una palabra con gran carga ofensiva.

La historia de esta palabra es incierta. Una de las hipótesis defiende que puta guardaría relación con el vocablo latino putido, 'podrido', porque una prostituta "está siempre escalentada y de mal olor", en palabras de Sebastián de Covarrubias. Esta conjetura nace, sin duda, de la estricta moral religiosa que imperaba en la época de este erudito, el siglo XVII.

Hoy, los expertos de la lengua coinciden en afirmar que dicho término hunde sus raíces en la forma femenina del latino putus, 'niño'. Así, puta acabaría vinculándose a la muchacha que ejerce la prostitución y, más tarde, pasaría a designar a las prostitutas en general. Se ignora cuándo la palabra adquirió tamaña carga peyorativa (también presente en el francés putain o el italiano puttana), pero lo cierto es que está entre los insultos más ofensivos del español y ha dejado una notable descendencia léxica: putear, putada, putañero, putañear, putanga...

Aunque a simple vista no lo parezca, entre el golfo sinvergüenza y el golfo marítimo existe un vínculo. Veamos: el primero, el golfo con sentido de 'pillo', es un derivado regresivo de golfín, voz usada en el siglo XIV con el significado de 'ladrón que asalta en cuadrilla'. Este nombre dado a los delincuentes era el que se usaba popularmente para designar a los delfines y surgió del cruce de las palabras delfín ('mamífero marino') y nuestro segundo golfo, que define la gran extensión de mar que se interna en la tierra entre dos cabos, y que procede del latín vulgar colphus, 'ensenada grande', y este del griego kólpos, 'seno de una persona'.

Los saltos que estos cetáceos efectúan en manada sobre las aguas y con los que antaño sorprendieron y atemorizaron a los navegantes fueron identificados con el asalto súbito de bandas de malhechores.